La Segunda Creación
Autor: Martien A. Halvorson-Taylor
Traducción: Ruth Iliana Cohan (Asociación Bíblica Argentina)
El segundo relato de la creación presenta algunas de las imágenes más conocidas de la Biblia Hebrea: Dios plantando el idílico jardín del Edén y luego formando a los primeros seres humanos a partir de la tierra y de una costilla. Presenta una imagen distinta de Dios, la relación divina-humana y los orígenes de la sociedad humana –una imagen que difiere del primer relato de la creación y que tiene implicaciones duraderas para comprender la creación, el sexo y el género en la cultura moderna.
En el segundo relato de la creación, Dios tiene una relación táctil e íntima con el primer ser. Dios forma el ser del “polvo de la tierra” y lo anima insuflando en sus fosas nasales “el aliento de vida” (Gn 2:7). En esta descripción antropomórfica, Dios tiene el aliento y la capacidad de formar una figura, como un alfarero; Dios es el jardinero principal que coloca al primer ser humano en el Edén para supervisarlo (Gn 2:8, Gn 2:15); y a Dios le preocupa que el primer ser humano esté solo, por ello crea a los animales y, en un momento de curiosidad “los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba” (Gn 2:18-19).
¿Estamos comenzando de nuevo?
A lo largo de la historia, los lectores atentos han notado que los dos relatos de la creación difieren de manera que se hace difícil leerlos como una narración continua. Ambos inician en el mismo punto, cuando Dios comienza a crear. Luego divergen en el orden de la creación, de modo que en el primer relato se crean los animales y luego toda la humanidad, simultáneamente “macho y hembra” (Gen 1:27), mientras que, en el segundo relato, se crea el primer humano, luego los animales, luego a la mujer.
Cabe destacar que el escenario para la primera narración de la creación es un caos acuoso (Gn 1:2); mientras que, en la segunda narración, la tierra es árida, por lo que YHWH la riega y la cultiva, plantando el primer jardín. El primer relato se centra en la etiología de la semana y culmina en el sábado; el segundo relato ofrece, en cambio, una serie de otras etiologías —de los orígenes de la sociedad humana, el matrimonio, la agricultura de sustento, la ropa — que dan lugar a un mundo que reconocemos.
Además, la diferencia de vocabulario (por ejemplo, “hacer” y “formar” en Gn 2, en lugar de “crear” de Gen 1) y las representaciones de los nombres de Dios (“YHWH Dios” o como la mayoría de las traducciones “el SEÑOR Dios” en Gn 2, en lugar de “Dios” de Gen 1) nos ayudan a distinguir dos relatos diferentes. El primer relato de la creación refleja los antiguos mitos y realidades de Babilonia, en donde la inundación anual en la primavera se asemeja al caos acuoso de Gn 1. Hace énfasis en el Sabbath, lo que concuerda con la creciente importancia de esa práctica en el exilio de Babilonia. El segundo relato de la creación se ajusta a la árida circunstancia de un autor en Israel. Cada relato nos brinda información diferente según el escenario y las preocupaciones de cada autor.
Existe un sutil arte narrativo al colocar el segundo relato de la creación en secuencia del primero, incluso cuando la lectura cronológica sea difícil. Como lo han reconocido los rabinos, las variaciones sugieren un punto de vista diferente: el segundo relato de la creación habla desde una perspectiva más humana, en vez del cósmico “punto de vista de Dios” de Gen 1, y aporta diferentes perspectivas sobre las relaciones humanas, la tierra, y la divinidad que son parte de la experiencia humana.
¿Se creó a la mujer para ser la segunda del hombre?
Mientras que la humanidad es creada simultáneamente en el primer relato de la creación, “macho y hembra” (Gn 1:27), en el segundo relato la mujer es creada en segundo lugar. Pero tanto el contenido como el significado de este orden en la creación aún se disputan arduamente.
¿Segunda o secundaria? Que la mujer sea formada en segundo lugar no significa, por sí solo, que sea secundaria; después de todo, en la primera historia de la creación, la humanidad fue creada como última de todas las obras creadoras de Dios y fue señalada como algo especial, como penúltimo evento antes del sábado. En el contexto del segundo relato de la creación, la mujer es una respuesta a un problema: Dios reflexiona “No es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2:18), y luego crea a los animales; pero cuando estos variados animales aún no responden a la necesidad de “un ayudante como pareja [del hombre]” (Gn 2:20), Dios crea a la mujer. Su llegada, lejos de ser un evento menor, lleva al hombre a regocijarse, “¡Esta es al fin hueso de mis huesos, y carne de mi carne!” (Gn 2:23).
¿La mujer procedente del hombre? Relacionado con esto existe una ambigüedad más compleja sobre el género del primer ser, al que se refiere el sustantivo genérico hebreo ‘adam, “humanidad”, un sustantivo que se refiere a todas las personas, en oposición al sustantivo específico de género ‘ish, para “hombre”, que veremos más adelante. Pero también han sugerido, tanto los primeros intérpretes rabínicos como los intérpretes modernos, que el primer ser era sexualmente indiferenciado, andrógino u hombre y mujer; solo más tarde, cuando la mujer fue creada –realmente desambiguada del primer ser— hubo una distinción del ser claramente masculino; esto se nota en las primeras palabras del hombre: “…Esta será llamada mujer [‘ishah], porque del varón [‘ish] ha sido tomada” (Gn 2:23).
¿Pareja? Hay otro camino para comprender la relación entre los primeros seres creados: al primer ser se le describe como no teniendo “un ayudante como pareja”(‘ezer kenegdo) (Gen 2:18). La creación de la mujer es la creación de la contraparte del hombre; son complementos el uno del otro, incluso si las posteriores estructuras religiosas, legales y sociales no le otorgaron el mismo estatus.
El relato de la segunda creación ha tenido una influencia duradera en la imaginación teológica de los intérpretes antiguos y modernos y en sus opiniones no sólo de la creación, sino del género, el sexo y las relaciones humanas. Todo lo cual hace que la interpretación de estos puntos clave sea particularmente significativa no sólo para judíos y cristianos, sino para un entorno cultural más amplio.
Bibliography
- Smith, Mark S. How Human Is God? Seven Questions about God and Humanity in the Bible. Collegeville, Minnesota: Liturgical Press, 2014.
- Meyers, Carol. Rediscovering Eve: Ancient Israelite Women in Context. New York: Oxford University Press, 2012.
- Davis, Ellen. Scripture, Culture, and Agriculture: An Agrarian Reading of the Bible. New York: Cambridge University Press, 2009.